Estilo de vida - 29 Enero, 2021
Armas para combatir la obesidad, una de las lacras de la sociedad contemporánea.
El sobrepeso es una de las epidemias del siglo XXI que afecta a cerca del 13% de la población.
Un dispositivo basado en la optogenética e implantado en el estómago permite enviar señales de saciedad al cerebro mediante la estimulación de los receptores con una luz LED.
Una nueva técnica permite introducir un balón gástrico encapsulado con un simple catéter.
Tags: #VidaSaludable #Alimentación, #DispositivosMédicos
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Antes de que el nuevo coronavirus se instalara entre nosotros, muchos especialistas médicos consideraban la obesidad como “la epidemia del siglo XXI”. Y no era para menos: según la Organización Mundial de la Salud, en 2016 más de 1.900 millones personas adultas tenían sobrepeso y, de ellos, casi 650 millones eran abiertamente obesos, es decir, alrededor del 13% de la población mayor de 18 años.
Sin embargo, lo realmente preocupante es que la prevalencia de esta enfermedad casi se triplicó entre 1975 y 2016, con lo que es previsible que las cifras actualizadas sean aún más alarmantes, dados los hábitos de consumo y de alimentación de muchos grupos sociales. Eso convierte el control del peso y la lucha contra la obesidad en uno de los objetivos sanitarios más inmediatos.
Por desgracia, el remedio a esta enfermedad no ha cambiado a lo largo de la historia de la Humanidad: todo pasa por mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico y, en general, mantener hábitos de vida saludables. Es decir, esforzarse tanto física como psicológicamente, y mantener alejada la ansiedad, una de las mayores enemigas del sobrepeso.
Baipás gástrico
Únicamente en situaciones de obesidad mórbida que entrañe riesgos añadidos para la salud del paciente los médicos aconsejan llevar a cabo un baipás gástrico.
Se trata de una cirugía que, por un lado, reduce el tamaño del estómago para minorar la cantidad de alimentos que se pueden ingerir y, por otro, lo conecta a una zona más adelantada del intestino delgado para limitar la capacidad de absorción de nutrientes. Sin embargo, esta operación es altamente invasiva y como toda cirugía entraña muchos riesgos para la salud del paciente.
Balón gástrico
Durante los últimos años también se ha extendido la utilización del llamado balón gástrico, un tratamiento mucho menos invasivo y que apenas ofrece riesgos para el paciente.
Consiste en colocar un pequeño globo de silicona relleno de una solución salina inocua en el interior del estómago mediante una endoscopia.
Cuando el balón intragástrico se encuentra en el aparato digestivo se llena de suero para limitar la cantidad de alimentos que el estómago puede ingerir y provoca una sensación de saciedad al paciente que le ayuda a modificar sus hábitos y su estilo de vida.
Transcurridos entre 6 meses y un año, el balón gástrico se pincha y se extrae de forma sencilla con el mismo procedimiento.
Cápsula con catéter
Una variante de este balón gástrico convencional fue desarrollada por investigadores de la Universidad de Sapienza, en Roma.
La principal diferencia entre ambos radica en que el dispositivo creado por los italianos no requiere endoscopia ni para ser insertado ni para extraerse: se trata de un globo que llega al estómago en una cápsula a través de un catéter y que es guiado mediante un escáner.
Cuando se ha depositado en el estómago, la cápsula se degrada y deja al descubierto el globo, que se rellena con algo más de medio litro de líquido salino a través del catéter en un proceso que apenas dura 10 minutos. A continuación, el catéter se extrae por la boca.
Este balón está diseñado para degradarse de forma automática cuatro semanas después de salir de la cápsula; a partir de ese momento, el paciente lo expulsa con las heces.
Una de las ventajas que tiene este procedimiento es que ni siquiera necesita una endoscopia ni su correspondiente anestesia para su inserción, y que la sensación de saciedad que experimenta el paciente es idéntica a la del procedimiento convencional.
Este dispositivo, denominado Elipse Balloon, fue probado con éxito en 38 pacientes que padecían obesidad sin que se produjera ningún efecto adverso.
Optogenética
Una de las alternativas más prometedoras a estos procedimientos es la desarrollada por un grupo de investigadores de la Universidad de Texas A&M, que ha sido publicada por la revista Nature Communications.
Se trata de un pequeño dispositivo de un centímetro que se implanta en el estómago con una sencilla operación y que estimula mediante luces LED las terminaciones del nervio vago para proporcionar al paciente una sensación de saciedad.
Este dispositivo, que es inalámbrico, es capaz de soportar las duras condiciones del estómago y su gran ventaja es que se puede controlar de forma externa desde una fuente de radiofrecuencia remota.
Este trabajo se basa en la optogenética, la combinación de métodos genéticos y ópticos para controlar eventos específicos en ciertas células de tejidos vivos, y en las investigaciones en torno al nervio vago, que es el encargado de enviar al cerebro la información sobre la sensación de plenitud del estómago.
El equipo centró sus esfuerzos en buscar la forma de enviar señales de saciedad al cerebro que fueran diferentes de las convencionales, es decir, de las que se generan cuando el estómago está lleno y se expande.
Para ello buscaron la forma de estimular el nervio vago con herramientas genéticas fotosensibles sin necesidad de que el estómago se estirase. A continuación diseñaron un dispositivo para fijarlo al estómago que incluía un micro LED y varios microchips capaces de comunicarse con una fuente de radiofrecuencia externa de forma inalámbrica. Los investigadores comprobaron que al activar la luz LED los nanorreceptores se activaban y emitían una señal de plenitud capaz de aplacar el hambre.
Aunque ya existen dispositivos médicos capaces de estimular las terminaciones de los nervios vagos y potencialmente pueden ayudar a frenar el apetito, su diseño es similar al de un marcapasos, es decir, que cuenta con cables conectados a una fuente de electricidad que proporciona corrientes para activar las terminaciones nerviosas.
En este caso, sin embargo, la tecnología inalámbrica hace el proceso más sencillo y cómodo para el paciente.
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