Estilo de vida - 1 Julio, 2020
Circuitos electrónicos digeribles integrados en medicinas. Las píldoras digitales permiten controlar la ingesta de medicamentos por parte de los pacientes, y pueden llegar a modular la frecuencia de la dosis en algunos tratamientos.
Estos medicamentos digeribles incorporan circuitos electrónicos integrados y están pensados para dispensarse en pacientes psiquiátricos.
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07:30 horas. Encendemos nuestro smartphone, activamos una app y preparamos el desayuno mientras ingerimos una pastilla del tamaño de un haba. Ya está todo listo, en apenas unos minutos empieza a llegar el aluvión de datos: temperatura corporal, nivel de azúcar, presión arterial, PH… Y el servidor de nuestro equipo médico recibe imágenes del tracto digestivo que le dan una idea certera de la evolución de nuestra úlcera.
Solo unos minutos después aparece en la pantalla de nuestro smartphone un mensaje de la consulta que nos indica la medicación que debemos tomar ese día: lo haremos a través de píldoras digitales que incorporan un chip para que sea detectado por el sensor que tiene nuestro smartwatch. El gadget nos enviará una señal acústica a la hora exacta a la que debemos tomar la medicación y no parará de mandarnos recordatorios hasta que detecte que la hemos ingerido. Después, y durante las próximas horas, la píldora digital irá liberando la dosis de medicación necesaria de forma autónoma hasta completar el tratamiento.
Ficción
Esta secuencia que ilustra la monitorización de un paciente en tiempo real a través de su medicación podría formar parte de un relato de ciencia ficción pero está muy cerca de hacerse realidad gracias a las llamadas píldoras inteligentes.
Y aunque ya hay diferentes dispositivos capaces de obtener este tipo de datos de forma autónoma, no resulta difícil anticipar que dentro de poco tiempo se podrán fusionar y ofrecer una solución única similar a la que hemos pronosticado.
Sensores incorporados
Será entonces cuando podamos hablar de las píldoras inteligentes, es decir, de medicinas que incorporan sensores para que los médicos puedan controlar la correcta administración de medicamentos a sus pacientes; recabar datos para incrementar el conocimiento sobre la situación de un paciente, y optimizar y personalizar planes de tratamiento que mejorarán su calidad de vida.
¿Cómo funcionan?
Pero, ¿qué son exactamente estos dispositivos? Las píldoras digitales son medicamentos digeribles que incorporan circuitos electrónicos integrados. En la actualidad se trabaja en una píldora digital para fines de tratamiento y control que está compuesto por aripiprazol, un fármaco utilizado en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, que incorpora un sensor digerible. Este último se activa con el ácido del estómago y emite señales a un parche que se adhiere al tórax del paciente, que a su vez envía señales a una app que permite a los médicos controlar la ingesta del medicamento.
Psiquiatría
Esta tecnología resulta muy útil para pacientes psiquiátricos que sufren enfermedades como esquizofrenia y depresión grave, que se muestran reacios a tomar cualquier tipo de medicación y para quienes el olvido o la omisión deliberada de la ingesta puede tener consecuencias graves para su salud. Hay que recordar que se estima que alrededor de la cuarta parte de los pacientes toman sus medicinas de forma inadecuada, hecho que repercute no solo en su salud sino que provoca un sobrecoste en los tratamientos.
Además de controlar la ingesta de medicamentos, estas píldoras digitales también ofrecen nuevos métodos de administración. Investigadores estadounidenses han desarrollado una pastilla que se adhiere al revestimiento del tracto gastrointestinal y libera lentamente su contenido durante dos semanas. Este tipo de dispensación puede usarse para modular la frecuencia en las dosis en determinados tratamientos con antibióticos o con otras drogas a la hora de combatir enfermedades como el VIH, la malaria o la tuberculosis.
En fase de investigación
En la actualidad uno de los objetivos de los investigadores se centra en conseguir determinar en qué lugar exacto del cuerpo del paciente se encuentra la píldora. Para ello trabajan en la creación de un microchip de silicona capaz de adaptarse a estos nanodispositivos y, con el tiempo, conseguir poder llegar a órganos de difícil acceso como el cerebro o el corazón.
Otro de los hándicaps a los que se debe hacer frente tiene que ver con las dudas que este dispositivo ha provocado en torno a su privacidad, tal y como revela un artículo publicado en The New York Times. Los especialistas temen que los pacientes consideren esta monitorización como una vulneración de su intimidad y les provoque más rechazo que aceptación.
Las píldoras digitales son un nuevo ejemplo de cómo la tecnología nos ha vuelto a situar ante un cambio de paradigma, esta vez en materia de administración de medicamentos: su desarrollo futuro nos permitirá saber si estamos ante el principio del final del clásico blíster.
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