La BCG o bacilo de Calmette-Guérin es una vacuna que lleva más de un siglo luchando contra la tuberculosis, aunque desde hace varias décadas también se utiliza contra el cáncer de vejiga, que representa el 3,3% del total de tumores que se detectan en España.¹

A pesar de que durante los últimos años se ha probado su utilidad para combatir diferentes tipos de cáncer, los ensayos hasta el momento habían resultado fallidos. Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con el IIS Aragón, los Centros de Investigación Biomédica en Red, el Centro Nacional de Biotecnología y IdiPAZ de Madrid, ha llevado a cabo un estudio que apunta la posibilidad de que una variación en la ruta de la administración de BCG podría ayudar a combatir también el cáncer de pulmón. 

Esta enfermedad, directamente asociada al tabaquismo, es ya la tercera en incidencia en España pero también la más mortífera, puesto que se cobra la vida de más de 20.000 personas cada año, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer.²

Los tratamientos más frecuentes para combatir este cáncer son quirúrgicos, con radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o terapias dirigidas, y la tasa de supervivencia ronda el 13%, aunque los nuevos tratamientos en los tumores no microcíticos ya han comenzado a mejorar el pronóstico y a aumentar la esperanza de vida de los pacientes.

Esperanza contra la resistencia tumoral

La investigación desarrollada por la Universidad de Zaragoza introduce la vacuna contra la tuberculosis como nuevo tratamiento. El estudio, publicado en Nature Communications³, ha demostrado en diferentes pruebas con ratones que la administración intravenosa de BCG aumenta de forma notable la supervivencia de los pequeños mamíferos ante diferentes tipos de cáncer de pulmón.

Los investigadores han constatado que esta protección resultaba más eficaz al combinar su uso con inhibidores de punto de control, como la molécula anti-PD-L1, hasta el punto de llegar a curar completamente la enfermedad en la mitad de los casos.

Estos datos constituyen un punto de inflexión con respecto a la situación actual, en la que la supervivencia de los pacientes de cáncer de pulmón después de cinco años es inferior al 30% debido a que las células tumorales se vuelven resistentes a los tratamientos y, en los casos de inmunoterapia, aprenden a neutralizar la acción del sistema inmunológico.

Lo que este estudio ha demostrado, tal y como informa la Universidad de Zaragoza⁴, es que la administración intravenosa de BCG consigue salvar esta resistencia tumoral y convierte las células malignas en vulnerables frente a los tratamientos de inmunoterapia. La razón estriba en que la BCG consigue potenciar el poder de destrucción de las células tumorales por parte de las células inmunes, denominadas células K o linfocitos T citotóxicos.

En concreto, esta investigación ha resultado eficaz a la hora de reducir el crecimiento tumoral y prolongar la supervivencia de los ratones en casos de metástasis de melanoma de pulmón y adenocarcinoma ortotópico de pulmón.

Una alternativa terapéutica segura

El trabajo realizado por los científicos de Zaragoza también ha conseguido desterrar un hipotético riesgo de inseguridad de este tratamiento: a pesar de que se trata de la inoculación por vía intravenosa de bacterias vivas el estudio concluye que las pruebas realizadas no han mostrado signos de toxicidad aguda o crónica en los ratones, un paso imprescindible para poder abordar un ulterior desarrollo clínico.

Los ensayos han consistido en la administración de una única dosis de BCG intravenosa, que fue bien tolerada tanto por ratones sanos como por los portadores de tumores también cuando se administró de forma combinada con anticuerpos bloqueadores de PD-L1.

Estos resultados coinciden con otros estudios realizados sobre ratones e incluso sobre seres humanos, con quienes se ha probado la administración de BCG intravenosa bajo diferentes regímenes. Por esta razón la potente actividad antitumoral impulsada por el bacilo BCG en modelos tumorales de ratón y su aparente falta de toxicidad respaldan una mayor exploración de esta estrategia terapéutica para el tratamiento de tumores de pulmón.Estos resultados coinciden con otros estudios realizados sobre ratones e incluso sobre seres humanos, con quienes se ha probado la administración de BCG intravenosa bajo diferentes regímenes. Por esta razón la potente actividad antitumoral impulsada por el bacilo BCG en modelos tumorales de ratón y su aparente falta de toxicidad respaldan una mayor exploración de esta estrategia terapéutica para el tratamiento de tumores de pulmón.