Tecnología - 23 Junio, 2021
Por fin: Un exoesqueleto para niños con atrofia muscular espinal.
Una investigadora del CSIC diseña el primer exoesqueleto pediátrico que ayuda a los pequeños a moverse en todas direcciones y a combatir los efectos de la enfermedad.
Los avances tecnológicos han contribuido a democratizar el acceso a prótesis infantiles.
Los sistemas ortopédicos han llegado a usar desde piezas de LEGO hasta la impresión en 3D.
Tags: #AtrofiaMuscularEspinal, #Impresión3D, #Robótica
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Atrofia muscular espinal, síndrome de Poland, parálisis cerebral, agenesia… Miles de personas en todo el mundo sufren algún tipo de trastorno que afecta a sus huesos o músculos de diferente forma y les impide crecer o desenvolverse con autonomía.
A pesar de que cada vez existen más herramientas diseñadas para mitigar estas afecciones, como prótesis y otros mecanismos de ayuda, hay un grupo de edad especialmente vulnerable que no ha podido aprovechar al máximo estas soluciones: los niños y niñas.
Obviamente, la razón no ha sido el desdén ni la crueldad hacia este grupo de personas: en muchas ocasiones las prótesis resultan demasiado pesadas para que un pequeño de corta edad las pueda llevar de forma ágil y realizar con ellas las funciones para la que están diseñadas, y en otros resulta extremadamente caro diseñar un complejo sistema robótico para un pequeño en continuo crecimiento que tendría que dejar de usarlo en dos o, como mucho, tres años.
Prótesis para los más pequeños
Sin embargo, la irrupción de tecnologías como la impresión en 3D y los avances en la investigación de este tipo de mecanismos ha permitido cubrir las necesidades de la población más joven gracias a soluciones cada vez más ingeniosas, escalables, ligeras y económicas.
Uno de los ejemplos más representativos de estas innovaciones es el que desarrolla la ONG E-NABLE, que ha creado una red de 20.000 voluntarios de 100 países para elaborar y donar prótesis de manos a los peques que las necesitan. Gracias a la impresión 3D, el precio de estas prótesis se ha podido rebajar desde los 6.000 e incluso 10.000 dólares a apenas 20 dólares, y más de 8.000 niños han podido acceder a ellas.
Otro ejemplo de ingenio e innovación es el que ha permitido diseñar y construir con piezas de LEGO prótesis funcionales de muy poco peso y adaptables al crecimiento del peque. Es el caso del joven David Aguilar, que en 2019 se diseñó su propio brazo con este tipo de piezas de juguete e incluso hizo lo propio para ayudar a otros niños con el mismo problema.
ATLAS 2030: El primer exoesqueleto pediátrico del mundo
Pero donde la tecnología ha jugado un papel capital ha sido en el diseño del primer exoesqueleto pediátrico del mundo, que acaba de ser presentado por Elena García Armada, investigadora del Centro de Automática y Robótica (CAR) del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC) y cofundadora de la empresa Marsi Bionics.
El ATLAS 2030 está diseñado para ayudar a caminar a niños afectados por atrofia muscular espinal y parálisis cerebral gracias a un innovador sistema de 10 articulaciones que pueden “leer” y anticipar la intención de movimiento del pequeño. El exoesqueleto también ofrece la posibilidad de realizar una terapia muscular integral a través de un patrón de marcha creado específicamente para cada niño.
El dispositivo está compuesto por varios soportes llamados ortesis, que se adaptan a las piernas y al tronco del pequeño sin la necesidad de control torácico. Ello le permite moverse en todas las direcciones, tanto a la hora de interpretar y responder a los movimientos que hace como al reproducir un patrón de marcha. Esta terapia robótica está indicada para la recuperación de niños de entre cuatro y 10 años.
Los estudios realizados en la fase de prueba han mostrado la capacidad del ATLAS 2030 de retrasar las complicaciones musculoesqueléticas asociadas a la parálisis cerebral y a la atrofia muscular espinal, una enfermedad neuromuscular degenerativa que afecta en España a uno de cada 10.000 bebés. La pérdida de fuerza vinculada a la enfermedad impide a los pequeños caminar y les causa complicaciones como escoliosis, osteoporosis e insuficiencia respiratoria.
El exoesqueleto está fabricado en aluminio y titanio y tiene un peso de 12 kilos, y su principal ventaja es que puede adaptarse de forma autónoma a las variaciones que experimentan los síntomas de las enfermedades neuromusculares a lo largo del tiempo, tanto en las articulaciones como en el conjunto del cuerpo.
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