El cáncer de mama es ya el más diagnosticado del mundo, por delante incluso del cáncer de pulmón. Tan solo durante el 2023 se diagnosticarán alrededor de 35.000 nuevos casos de cáncer de mama en España, una cifra que supone el 30% de los detectados entre las mujeres de nuestro país, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)¹.

Para hacer frente a esta enfermedad, los especialistas² recomiendan a los pacientes observar la aparición de bultos y otras anomalías a través de exámenes de detección periódicos como las mamografías o las resonancias magnéticas, entre otras.

Uno de estos procedimientos, la exploración de los senos, constituye una medida básica que se encuentra al alcance de casi cualquier persona y que, en muchas ocasiones, puede servir para dar la voz de alarma ante la aparición de un tumor. Sin embargo, el éxito de estas exploraciones depende en buena medida del conocimiento y de la habilidad de la persona que las practica, y su eficacia es menor que cuando se utilizan otras técnicas clínicas.

Exploraciones mamarias robotizadas

En este contexto, un grupo de investigadores de la Universidad británica de Bristol ha creado un robot denominado IRIS³ cuyo objetivo es realizar exploraciones mamarias de forma automatizada para detectar indicios de cáncer con un alto grado de precisión.

La ventaja que tiene este dispositivo es que podría ofrecer al conjunto de la población en general un diagnóstico certero y rápido con una disponibilidad muy amplia. Por ejemplo, esta tecnología podría estar disponible en despachos de farmacia, como ocurre actualmente con los tensiómetros o las básculas de peso, o en centros de salud de atención ambulatoria. Su hipotético despliegue contribuiría a incrementar notablemente la vigilancia de este tipo de cáncer, según indican sus promotores.

El robot cuenta con varios sensores dispuestos en forma de copa que simulan cinco dedos de gran longitud. La paciente únicamente tiene que sentarse sobre un banco e inclinarse hacia delante para ubicar un seno en la copa; a partir de ese momento el robot aplica una presión en diversos puntos, de una forma similar a la que lo haría el personal sanitario. El trabajo del robot consiste en detectar cualquier tipo de alteración o bulto en la zona mamaria, incluso los de pequeño tamaño y los situados a una mayor profundidad que la que podría alcanzar un examen humano.

Características del robot

IRIS ha sido diseñado mediante técnicas de impresión 3D y ha requerido para su configuración y validación varias pruebas de laboratorio realizadas con senos de silicona y con gemelos digitales modelados a partir de los pechos de una mujer.

Estas simulaciones son las que han facilitado la realización de miles de exámenes y la experimentación con multitud de escenarios diferentes con el objetivo de poder estudiar las diferentes variaciones que se producen. Estas pruebas de laboratorio han permitido a sus promotores verificar la fiabilidad del robot.

El trabajo de este robot no solo permitiría aumentar el control sobre la aparición de nuevos casos de cáncer de mama de forma precoz, sino que también podría convertirse en un método de bajo riesgo de registrar objetivamente los datos de salud. Además, la sucesiva toma de imágenes de una mujer mediante este sistema ayudaría a establecer una comparativa y a comprobar la evolución de cualquier tipo de alteración en el seno.

Sus promotores confían en que, ahora que IRIS ha demostrado sus capacidades para realizar un examen clínico de mama, en el futuro pueda contribuir a diagnosticar el cáncer de forma temprana. En concreto, uno de los retos de este robot es mejorar la detección temprana en mujeres jóvenes, un sector de población en el que la detección es más difícil y en el que el 80% de los cánceres de mama se presentan con bultos palpables.