Investigación y Ciencia - 28 Septiembre, 2020
La tecnología ha permitido crear dispositivos ‘smart’ que no solo impiden la propagación del virus, sino que favorecen la inclusión, son autolimpiables y hasta miden la calidad del aire Las máscaras transparentes podrían ayudar a los discapacitados auditivos.
Tags: #MascarillasInteligentes, #COVID19
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Uno de los rasgos más destacados de Bane, uno de los villanos más siniestros de la saga cinematográfica de Batman, es la inquietante máscara que luce en la película de Christopher Nolan. Esta máscara no es solo un complemento que Bane usa para atemorizar a todo el mundo: se trata de un dispositivo que, en la ficción, proporciona a su propietario analgésicos para hacerle inmune al dolor y mantenerle con vida.
Poco podía sospechar Tom Hardy, el actor que encarnó a Bane en la película de 2012, que ocho años después, una pandemia mundial agotaría las existencias de las réplicas de su máscara en verano, meses antes de Halloween. Sin embargo, el avance de la COVID-19 ha contribuido a desarrollar toda una industria dedicada a la confección de mascarillas en sectores como la moda y el sanitario.
Uno de esos ámbitos de trabajo combina tecnología y salud. Desde que se generalizó el uso de la mascarilla entre la población, investigadores de todo el mundo se han volcado en el diseño de una mascarilla inteligente que sea capaz, no solo de evitar la transmisión del SARS-CoV-2, sino de aportar funciones adicionales innovadoras como la autolimpieza, la transparencia o una mayor durabilidad.
Efectividad y durabilidad
Una de esas mascarillas ha sido diseñada por un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto: sus principales virtudes son que es capaz de desactivar el coronavirus, pero también patógenos como el virus de la gripe y otros microbios que viajan suspendidos por el aire, y que tiene una vida útil de 5 años. Sus creadores defienden que TrioMed es la primera y única protección respiratoria científicamente probada para desactivar el virus que causa la COVID-19, y reduce drásticamente el riesgo de contagio para el usuario. Su apariencia es la de una mascarilla quirúrgica convencional, pero esconde la tecnología desarrollada para combatir la transmisión de virus: su nivel de efectividad contra el contagio por SARS-CoV-2 y el virus de la gripe H1N1 es del 99%, y la eficiencia de filtración viral y bacteriana supera el 99,9%.
Luz ultravioleta letal para el virus
Una empresa española ha diseñado un dispositivo más complejo que utiliza tecnología ultravioleta de baja frecuencia para eliminar el virus mientras se respira. Esta mascarilla, denominada Flat Tbue Energy, consta de una cámara laberíntica en la que diodos láser emiten una cortina de rayos UV-C y destruyen el virus y otros patógenos de manera automática. El principio en el que se fundamenta esta máscara, que está realizada en impresión 3D y tiene una autonomía de 10 horas, es que la luz UV-C es capaz de destruir los virus y las bacterias sin dañar las células humanas. Por esta razón, resulta igual de efectiva para evitar la propagación de otros virus como el de la gripe estacional y es inocua para el ser humano.
Tecnología transparente
Otra de las innovaciones producida en Italia pero con sello español es Cliu, la primera mascarilla que, según sus creadores, es transparente, segura, sostenible e inclusiva. Este dispositivo resuelve uno de los principales escollos que ofrecen las mascarillas convencionales en las relaciones sociales, la opacidad que deja cubierta la mitad de la cara. Su diseño transparente elimina la barrera que impide ver los gestos de la boca y las expresiones, algo que favorece la inclusión de las personas con problemas auditivos.
Además, Cliu cuenta con una versión Pro equipada con Bluetooth, micrófono y sensores integrados que controlan la respiración del usuario y la calidad del aire, y ayudan así a prevenir la aparición de enfermedades. Estos sensores se controlan a través de una App que permite comprobar el estado de la batería, el porcentaje de uso de los filtros y hasta la frecuencia cardiaca.
Polímero semitransparente
También se ha diseñado una mascarilla semitransparente compuesta por una membrana tejida con una red de microfibras. Estos hilos, realizados a partir de un polímero, tienen una separación de 100 nanómetros, es decir, la misma que las fibras que componen las mascarillas quirúrgicas, hecho que permite pasar el aire pero filtrar al mismo tiempo los virus y las bacterias.
El último modelo transparente se denomina Seeus95 y su particularidad es que carece de gomas y se ajusta a la cara mediante un efecto ventosa que elimina la tensión en la zona de las orejas.
Estas últimas innovaciones podrían constituir, en caso de ser homologadas por Sanidad, una notable ayuda para las personas con discapacidad auditiva porque permiten distinguir los gestos de la boca al hablar.
Todas estas innovaciones son una muestra del trabajo de la tecnología al servicio de la Salud.
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