Se llama IRAK-M, es una proteína y podría ayudar a proteger a las personas mayores de la degeneración macular relacionada con la edad, una de las principales causas de ceguera en este colectivo. Esta enfermedad afecta en la actualidad a cerca de 200 millones de personas en todo el mundo, aunque el progresivo envejecimiento de la población podría elevar esta cifra hasta los 288 millones en tan solo 16 años.

Un grupo de investigadores británicos, norteamericanos, alemanes y australianos liderados por la Universidad de Bristol (Reino Unido) ha determinado que un aumento de la proteína IRAK-M en las células de la parte posterior del ojo podría aumentar la protección de las personas adultas ante una posible pérdida de visión causada por la degeneración macular.

Hacia tratamientos más eficaces

Tal y como recoge la revista Science Translational Medicine¹, este descubrimiento abre la puerta a tratamientos nuevos y más eficaces contra esta enfermedad, que supone un riesgo grave para la visión de una persona. La degeneración macular relacionada con la edad suele comenzar con visión borrosa o con la aparición de una mancha negra en el campo de visión que se expande hasta perder la utilidad de este sentido.

Aunque no se conocen con exactitud las causas de esta dolencia, los investigadores las atribuyen a una conjunción de factores medioambientales, al envejecimiento, a la genética y al estilo de vida.

En el estudio liderado por la Universidad de Bristol, los investigadores han relacionado las causas de la inflamación crónica causada por el envejecimiento con la disminución de la proteína IRAK-M, una sustancia autorreguladora que resulta fundamental para proteger el epitelio pigmentario de la retina, es decir, un manto de células que ejerce una labor fundamental para mantener sana esta parte del ojo. En el momento en que se dañan las células de este manto el paciente puede sufrir alteraciones oculares graves y pérdida de visión.

Una proteína que disminuye con la edad

Los investigadores utilizaron ratones y muestras de tejidos de varios pacientes para investigar el rol que juega la proteína IRAK-M en este tipo de degeneración macular a través del examen de sus variaciones genéticas. Fue entonces cuando observaron que aquellos mamíferos que carecían del gen IRAK3, que codifica la proteína inhibidora IRAK-M, sufrían cambios en la función de la retina. Además, comprobaron que esta proteína disminuye con la edad, especialmente en el epitelio pigmentario de la retina, y que esta disminución era más pronunciada en las personas con degeneración macular relacionada con el envejecimiento.

El siguiente paso consistió en comprobar si el incremento de esa proteína inhibidora podría servir para proteger las células de la retina de la degeneración en modelos de ratón y, por lo tanto, para saber si se podía establecer una diana terapéutica para esta enfermedad. Las pruebas resultantes mostraron que el aumento de los niveles de la proteína IRAK-M a través de la administración de genes específicos del epitelio pigmentario de la retina no solo contribuye a proteger contra los efectos del envejecimiento y del estrés oxidativo sino que también reduce la degeneración de la retina.

Efectivamente, los resultados de este estudio han llevado a sus promotores a afirmar que el aumento de la proteína IRAK-M puede convertirse en el futuro en una estrategia de tratamiento para la degeneración macular relacionada con la edad, después de constatar que la disminución gradual de los niveles de esa proteína puede actuar como un potencial marcador de progresión temprana de la enfermedad.