Somnolencia, jaquecas, despertar brusco, dificultad para concentrarse, irritabilidad, desplome de la libido… Si una persona combina estos síntomas con fuertes ronquidos probablemente padecerá apnea obstructiva del sueño. Se trata del trastorno respiratorio del sueño más frecuente. Afecta a cerca de dos millones de personas en España, según indica el Hospital Clinic de Barcelona¹, y está asociado con problemas de salud como enfermedades cardiacas, hipertensión arterial y somnolencia diurna.

A pesar de su incidencia y riesgo, esta enfermedad tiene un diagnóstico difícil y su tratamiento es, en muchas ocasiones, ineficaz: se estima que solo el 10% de los pacientes está correctamente diagnosticado y tratado.

Para paliar esta situación un grupo de investigadores de la universidad islandesa de Reikiavik ha puesto en marcha un proyecto denominado The Sleep Revolution, financiado con fondos europeos, que tiene como objetivo utilizar herramientas de aprendizaje automático para evaluar la gravedad de la apnea obstructiva del sueño y ofrecer una respuesta optimizada a sus necesidades de tratamiento.

Este proyecto, que se puso en marcha en 2022 y cuya conclusión está prevista para 2025, utiliza diversos wearables y una plataforma de gestión digital, y pretende reunir a investigadores, pacientes y profesionales de la salud para aportar un método eficaz de diagnóstico y un tratamiento óptimo.

Atención y diagnóstico personalizados

En la actualidad, el método más frecuente para diagnosticar esta dolencia se limita a medir la frecuencia de las interrupciones de la respiración durante el sueño y no evalúa la gravedad de la enfermedad desde un punto de vista fisiológico. Además, los métodos clínicos para analizar las señales de las polisomnografías son costosos y laboriosos, hecho que provoca diagnósticos inexactos y tratamientos mejorables.

El proyecto The Sleep Revolution² nació para mejorar este diagnóstico y obtener una atención médica personalizada a través de herramientas digitales y de una amplia base de datos. En concreto, este estudio prevé desarrollar técnicas de aprendizaje automático que ayuden a realizar un diagnóstico más exacto de la gravedad de la enfermedad para así optimizar los tratamientos y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias.

Para ello, los investigadores han recurrido a dispositivos digitales de uso diario y de alta gama desarrollados específicamente con el objetivo de abaratar los costes e incrementar la disponibilidad de las polisomnografías, los estudios del sueño que registran diferentes funciones corporales. El proyecto aspira a diseñar una plataforma digital que funcione como un puente entre los investigadores, los pacientes y los profesionales de la salud.

Más de 30 centros colaboradores

Esta red de colaboración consta de más de 30 centros del sueño que trabajan de forma conjunta para aportar los datos necesarios para el proyecto, es decir, alrededor de 10.000 estudios del sueño. Los ensayos prospectivos que se realizan en la actualidad involucran tanto a expertos como a usuarios para evaluar y validar los algoritmos de diagnóstico, los dispositivos portátiles y las plataformas del proyecto.

Desde el punto de vista tecnológico, los investigadores esperan obtener un almacén de datos seguro que permita integrar todos los datos de diagnóstico, y perfeccionar los algoritmos de aprendizaje profundo para que sean capaces de etiquetar de forma precisa y automática todas las grabaciones del sueño.

Además, el proyecto pretende realizar un análisis de datos a gran escala para poder cuantificar e identificar de forma objetiva los diversos fenotipos de apnea obstructiva del sueño.

El proyecto tiene también sendas vertientes clínica y médica, cuyo objetivo es ayudar a los facultativos a gestionar y analizar de forma adecuada los síntomas de la apnea para optimizar los métodos de diagnóstico, mejorar la calidad de la atención, personalizar los tratamientos y reducir costes.

El estudio The Sleep Revolution, que se encuentra en proceso de pruebas, es uno de los más ambiciosos que se han realizado y cuenta con un presupuesto superior a los 15,3 millones de euros, la mayoría de los cuales han sido aportados por la Comisión Europea. Sus promotores cuentan con el apoyo de la Sociedad Europea de Investigación del Sueño y la Asamblea de Sociedades Nacionales del Sueño (más de 8.000 miembros) para diseñar directrices estandarizadas para la medicina del sueño.