España es, después de Egipto, el segundo país del mundo con mayor tasa de incidencia de cáncer de vejiga. Este tipo de tumor es el cuarto más frecuente en hombres, después del de pulmón, próstata y colorrectal, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer¹, y representa el 4,7% de casos de tumores en hombres, y el 1,6% en mujeres.

Aunque su pronóstico es bueno², con una tasa de supervivencia a 5 años de entre el 70 y el 80%, en el caso de los tumores superficiales, y de entre el 40 y el 60% en el de los tumores profundos, su diagnóstico y tratamiento suele chocar con dos dificultades: por un lado, casi las tres cuartas partes de los pacientes sufren una recaída en los cinco primeros años de enfermedad, y esto les obliga a visitar al oncólogo entre 3 y 4 veces al año para comprobar su evolución.

La prueba más frecuente consiste en observar el interior de la vejiga con una cámara, un procedimiento a menudo doloroso y molesto que puede provocar infecciones de orina.

Por otro lado, uno de los tratamientos más comunes consiste en administrar una vacuna en la vejiga que provoca fuertes dolores que se prolongan durante varios días y semanas, y que solo resulta efectiva en el 50% de los casos.

Menor número de pruebas

Para resolver ambos problemas, investigadores españoles han desarrollado un sistema de detección de cáncer de vejiga que emplea un simple análisis de orina para diagnosticar y realizar un seguimiento de los pacientes. La solución aporta una mayor precisión que los métodos convencionales y es capaz de anticipar el éxito de un tratamiento antes incluso de comenzarlo.

Según los autores, la realización de un análisis de orina para el diagnóstico de esta enfermedad permitirá mejorar la calidad de vida de los pacientes al poder reducir la cantidad de pruebas dolorosas a las que son sometidos a lo largo de los años: entre 10 y 30 dependiendo del caso. Además, este sistema está diseñado para identificar de manera previa qué pacientes obtendrán beneficios con la terapia más habitual, y esquivar así las molestias y efectos secundarios que lleva aparejados para explorar con agilidad otro tipo de terapias.

Biomarcadores para el diagnóstico

Este innovador sistema, denominado Bladder Diagnostic Method Based on MicroRNAs (BlaDimiR)³, se encuentra ya en fase de ensayo clínico en cinco centros hospitalarios, entre ellos el Hospital 12 de Octubre⁴, con el objetivo de validar su eficacia con muestras de 1.500 pacientes, para incorporarse al Sistema Nacional de Salud en un plazo de entre dos y tres años.

BlaDimiR se basa en una serie de biomarcadores que permiten realizar el diagnóstico con precisión y conocer si las características del tumor permiten tratarlo con instilaciones intravesiculares a través de inmunoterapia.

En la actualidad estas muestras se envían al laboratorio y se analizan con una PCR cuantitativa, pero los investigadores confían en desarrollar una tecnología que permita mostrar los resultados de forma inmediata y en consulta.