Un macroestudio publicado por la prestigiosa revista The Lancet¹ acaba de revelar un dato estremecedor: más de 3.000 millones de personas, casi uno de cada tres habitantes del planeta, viven con algún tipo de trastorno neurológico de diferente intensidad.

Este estudio, recogido por la Organización Mundial de la Salud² en marzo de este año, añade que desde el año 1990 estas afecciones neurológicas han provocado un incremento de un 18% del volumen total de discapacidades, enfermedades y muertes prematuras.

Algunas de las principales afecciones, como los accidentes cerebrovasculares, la lesión cerebral, la migraña, la demencia, la lesión nerviosa, la meningitis y la epilepsia, entre otros, se asocian comúnmente con alteraciones en los ritmos cerebrales, y su prevalencia es alta: se calcula que afectan a 180 millones de personas en la UE, según explica el Hospital Clinic³ de Barcelona. Estos datos revelan que existe una elevada demanda clínica de tratamientos que puedan controlar y, en su caso, restaurar la actividad neurológica dañada.

Recuperación neurológica por ultrasonidos

Para conseguirlo, un equipo integrado por siete socios de cuatro países europeos y liderado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas Auguste Pí i Sunyer del Hospital Clinic de Barcelona (IDIBAPS) ha puesto en marcha un proyecto financiado por la Unión Europea que pretende controlar la actividad cerebral a través de nanopartículas magnetoeléctricas y de estimulación cerebral remota por ultrasonidos.

El proyecto, denominado Meta-Brain⁴, probará diferentes nanotecnologías vanguardistas en muestras biológicas con un objetivo básico: abordar y encontrar métodos innovadores que permitan controlar la actividad cerebral de forma inalámbrica, no invasiva y con una alta resolución para corregir, modular, compensar o regular cualquier alteración de la misma. Esta nueva metodología también tendrá un elevado grado de precisión espacial.

Las previsiones de los investigadores indican que los datos obtenidos y los modelos teóricos correspondientes permitirán realizar una estimación de las fuerzas magnéticas que se necesitan para generar los patrones espaciales que se necesitan y la distribución del campo eléctrico debido a diferentes disposiciones de nanopartículas.

Los investigadores quieren demostrar que tanto las tecnologías como los dispositivos creados en el seno del proyecto pueden tener valor terapéutico para los pacientes con trastornos neurológicos dentro de los marcos regulatorios internacionales.

El futuro de la estimulación cerebral

El proyecto, que ha recibido una financiación de 3 millones de euros de fondos europeos, propone un nuevo enfoque basado en la conjunción de nanotecnología, nano y microelectrónica, materiales de vanguardia, neurociencia, neurología clínica y modelización computacional.

Esta investigación aspira a ser la puerta de acceso a futuras tecnologías de estimulación cerebral y también a nuevos tratamientos dirigidos a restaurar los patrones convencionales de una actividad cerebral dañada, entre ellas las asociadas con trastornos como el accidente cerebrovascular, la epilepsia, la depresión, la enfermedad de Parkinson y las lesiones cerebrales traumáticas.