La mayoría de los elementos que rodean a la sarcoidosis son un enigma. Tal y como explica el centro Johns Hopkins¹, se trata de una enfermedad rara cuya causa se desconoce y que está relacionada con unas inflamaciones atípicas llamadas granulomas, que pueden afectar al funcionamiento de diferentes órganos.

Aunque se produce con mayor frecuencia en los pulmones y en los ganglios linfáticos, puede ocurrir en casi cualquier órgano del cuerpo humano.

En el caso de la sarcoidosis pulmonar, puede alterar la estructura de los pulmones y afectar a la respiración del paciente. En ocasiones, la inflamación pulmonar mejora por sí sola sin tratamiento, pero en los casos más agresivos los pacientes pueden perder de forma permanente la función pulmonar.

Sin embargo, su diagnóstico es un proceso complejo que generalmente conlleva la extracción y el análisis de tejido, junto con la realización de pruebas adicionales que solo tienen como objetivo descartar otras enfermedades como la tuberculosis y el cáncer de pulmón. Su diagnóstico puede incluir la realización de pruebas como broncoscopia, tomografía computarizada, lavado broncoalveolar y una biopsia de pulmón, entre otras.

Ahora, un grupo de investigadores norteamericanos ha desarrollado una herramienta que se basa en un simple análisis de sangre para diagnosticar esta enfermedad de forma rápida y económica. De esta manera se evita la realización de pruebas más invasivas y molestas para el paciente.

Identificación de biomarcadores

Este proyecto², en el que están involucrados varios institutos nacionales de salud e investigadores de la Universidad Estatal de Wayne³, ha consistido en la identificación de antígenos para determinar cuáles podrían estar relacionados con la enfermedad.

Para ello se recogieron diversas muestras de líquido pulmonar y células sanguíneas de pacientes con sarcoidosis pulmonar y se extrajo el material genético. A continuación, a través de diversas técnicas moleculares, identificaron dos nuevos biomarcadores de antígenos específicos de la sarcoidosis que están relacionados específicamente con los anticuerpos encontrados en pacientes que padecen la enfermedad.

El siguiente paso consistió en desarrollar un análisis de sangre específico que únicamente precisara una muestra sanguínea para poder detectar la sarcoidosis.

Por último, los investigadores evaluaron la eficacia de la prueba y analizaron muestras de sangre de un amplio grupo de casi 400 personas, entre ellas pacientes sanos, con sarcoidosis, con tuberculosis y con cáncer de pulmón. Esta prueba ha sido determinante para comprobar la precisión del análisis.

Un diagnóstico menos invasivo

Los resultados han permitido concluir que, frente a las pruebas convencionales, que incluyen un diagnóstico complejo que requiere la extracción de tejido y pruebas de detección adicionales para descartar otras enfermedades como la tuberculosis o el cáncer de pulmón, este análisis permitirá efectuar un diagnóstico más rápido y menos invasivo, especialmente en órganos que son más difíciles de biopsiar, y con menor daño para el paciente.

Según explican los investigadores, aunque todavía se necesita realizar más pruebas para que se utilice este método de detección para uso clínico, los resultados apuntan la posibilidad de que se implemente como prueba diagnóstica en pocos años.