Tecnología - 27 Septiembre, 2021
La tecnología médica, a años luz del espacio
Pese a los avances en tecnología sanitaria, apenas se han desarrollado nuevas soluciones para afrontar urgencias médicas en situaciones de gravedad cero.
Un astronauta de la Estación Espacial Internacional se detectó un trombo de forma casual gracias a un simple aparato de ultrasonidos.
Estudian la forma de practicar cirugías sencillas en misiones espaciales de larga duración.
Tags: #Telemedicina, #e-Health, #Robot, #Ultrasonidos
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¿Puede un astronauta viajar al espacio sin haberse extirpado el apéndice? ¿Qué tipo de tecnología y de formación médica necesita para emprender un viaje espacial? ¿Qué ocurre si sufre una urgencia en la Estación Espacial Internacional, a 408 km de distancia de la Tierra, o en Marte, a 55 millones de kilómetros?.
La telemedicina es clave en la atención médica en el espacio. Aunque muchas de las misiones de corta duración apenas registran problemas de carácter médico, las estancias superiores a seis meses en plataformas como la Estación Espacial Internacional o, en el futuro, los hipotéticos viajes a Marte, requieren una capacitación médica y las herramientas necesarias para realizar una atención preventiva, diagnóstica y terapéutica durante varios meses, además de una preparación previa y una óptima comunicación con la Tierra para recibir atención por parte de especialistas.
Planificar las necesidades médicas en el espacio
La planificación de una misión espacial está condicionada, entre muchas otras cosas, por sus necesidades médicas potenciales. Un equipo de tierra de la NASA integrado por médicos, ingenieros biomédicos, personal de enfermería, expertos en imagen y psicólogos analiza con detalle todos los elementos que pueden entrañar un riesgo sanitario, como la duración del vuelo, los modos de lanzamiento y aterrizaje, y la capacidad de evacuación médica, entre otros.
Antes del lanzamiento, los miembros de la tripulación se someten a un entrenamiento específico a nivel paramédico de 40 horas de duración que les permite realizar diagnósticos, pruebas de imagen, y utilizar todo el instrumental médico y farmacológico que llevan a bordo. Esta formación les ayuda a familiarizarse con los principales problemas médicos que se pueden producir durante la misión, realizar exploraciones y exámenes físicos básicos a otros tripulantes, e identificar dolencias graves o urgentes.
Ya en el espacio es cuando entra en juego la telemedicina: una comunicación adecuada y rápida entre el astronauta y el personal médico de tierra es crucial para resolver una situación crítica. Pero, ¿con qué tecnología?.
Limitaciones para el uso de tecnología quirúrgica
Hasta el momento, los aparatos que se han incorporado a las diferentes misiones espaciales han sido muy básicos y han consistido en sistemas de ultrasonidos para hacer pruebas de imagen diagnósticas. Precisamente, una exploración rutinaria con este aparato permitió a un astronauta de la Estación Espacial Internacional detectar de forma casual, y gracias a la telemedicina, una trombosis en la yugular del cuello para la que era asintomático. Este diagnóstico le permitió iniciar un tratamiento con anticoagulantes que resolvió el problema en 9 días.
Sin embargo, el uso de tecnología más compleja para, por ejemplo, realizar cirugías ha resultado muy poco práctico porque la ausencia de gravedad haría que la sangre y otros fluidos se diseminaran por la cabina y causaran un riesgo de infección, entre otros muchos problemas. Por eso, en caso de que se produjera una urgencia médica a bordo de la Estación Espacial Internacional, el protocolo establece que se debe estabilizar al astronauta y transportarlo de regreso a la Tierra.
Cirugía en microgravedad: la respuesta a las misiones de larga duración
Sin embargo, ¿qué ocurrirá cuando se pongan en marcha misiones tripuladas a Marte, a 55 millones de kilómetros de la Tierra? En este caso, la estadística revela que la probabilidad de que se produzca una urgencia quirúrgica como apendicitis o una inflamación de la vesícula biliar, es de una cada 2,4 años; es decir, reducida, pero no inexistente.
Para intentar resolver este problema ya se ha probado con éxito la cirugía en microgravedad, aunque no en humanos.
Hasta el momento se han realizado laparoscopias en animales para examinar y reparar órganos dentro del abdomen. Para ello ha sido necesario magnetizar el instrumental, mantener retenido al “paciente” y al incipiente cirujano, y utilizar técnicas mínimamente invasivas, guiadas por microcámaras para impedir que los órganos se vieran afectados por la ausencia de gravedad e impidieran la visión del cirujano.
Mención aparte merecen la sangre y los fluidos corporales que manan de la operación: para resolver este problema ya se ha experimentado con una solución que consiste en cubrir la herida con una cúpula transparente y llena de una solución salina para detener el sangrado.
Otra de las opciones que están en estudio es la incorporación de un robot médico a las tripulaciones espaciales.
En la actualidad, la Estación Espacial Internacional ya cuenta con un robot llamado Robonaut 2, que está diseñado para realizar tareas simples, repetitivas o especialmente peligrosas a bordo para minimizar el riesgo de la tripulación.
A pesar de que este proyecto también es susceptible de realizar tareas médicas muy básicas, el reto al que se enfrenta en misiones espaciales como la de Marte es la ausencia de conectividad para la realización de cirugías a distancia o, en el mejor de los casos, una latencia que puede ser de hasta 20 minutos.
Estas dificultades anticipan que la relación entre el espacio y la tecnología médica es todavía muy incipiente y se encuentra a años luz de hacerse realidad.