Infografías - 22 Enero, 2021
Dosis de vitalidad con células madre.
La medicina regenerativa utiliza estas unidades primigenias para generar una gran variedad de células que ayudan a regenerar tejidos dañados y a tratar diversas enfermedades.
La extracción de células madre del líquido amniótico consiguió salvar las dudas éticas.
Sus aplicaciones van desde las reparaciones óseas hasta la ingeniería de tejidos.
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En 2007, el italiano Paolo de Coppi y su colega Anthony Atala consiguieron un hito que se convertiría en una de las grandes esperanzas de la ciencia biomédica: aislar y extraer células madre del líquido amniótico de una mujer embarazada. Los investigadores conseguían salvar así uno de los principales escollos éticos y religiosos que habían frenado la investigación en el campo de las células madre, ya que hasta entonces la única forma de obtenerlas pasaba por la destrucción de los embriones y, por lo tanto, del feto.
Este logro contribuyó a descubrir el enorme potencial de la medicina regenerativa, que permite generar una gran variedad de tipos celulares diferentes y de tratar enfermedades del sistema nervioso y musculares, entre otras.
Este tipo de tratamientos utiliza las propias células del cuerpo para reparar o reemplazar el tejido dañado o muerto y minimizar así el riesgo de rechazo que generan las células de un donante. Estas son algunas de las aplicaciones de la llamada medicina regenerativa.
Secuelas de la COVID-19
La medicina regenerativa ha conseguido aportar una solución que reduce la destrucción del tejido pulmonar y, por lo tanto, reduce el riesgo de fibrosis pulmonar en pacientes gravemente afectados por la COVID-19.
Un grupo de investigadores dirigido por el especialista en medicina regenerativa, Juan Pedro Lapuente, trabaja en el desarrollo de un medicamento personalizado que evite el desarrollo de la fibrosis. Se trata de un ejemplo del uso de medicina regenerativa como terapia coadyuvante en una enfermedad concreta.
Regeneración de cartílagos en rodillas
Los cartílagos de las rodillas son huesos muy sensibles de muy difícil reparación porque apenas reciben la sangre que necesitan para este proceso.
La mayor parte de los casos de éxito en estas lesiones han tenido como protagonistas a pacientes jóvenes que se han sometido a cirugía, pero este tipo de intervención ha resultado fallida en pacientes que sufrían una degeneración del cartílago.
Un equipo de investigadores del National Institute of Biomedical Imaging and Bioengineering ha desarrollado un gel y un adhesivo biológicos que se inyectan en el cartílago después de una cirugía de microfracturas para crear un entorno que facilita su regeneración y reduce el dolor que causa la intervención.
Cicatrización de heridas
Investigadores de la Universidad de California han desarrollado un hidrogel que es capaz de acelerar la cicatrización de heridas como cortes y quemaduras mediante una rápida regeneración del tejido epitelial. Este material, que ha sido probado en ratones y que está compuesto de partículas microporosas inyectables, demostró una respuesta inmune que además de acelerar la curación y reducir las cicatrices, contribuyó a generar una piel más resistente a nuevas lesiones.
Regeneración renal
Desde hace más de un año, un grupo de investigadores del Instituto Wake Forest para Medicina Regenerativa trabaja en el tratamiento y regeneración de tejidos dañados mediante células terapéuticas que podrían constituir una alternativa al trasplante de riñón.
La tesis sobre la que se fundamenta este estudio es que las células madre derivadas del líquido amniótico pueden ayudar a recuperar la función de los órganos en un modelo preclínico de enfermedad renal, cuya única cura pasa por el trasplante.
Sin embargo, el rechazo al órgano del donante, unido a la inmunosupresión de por vida y a la ausencia de suficientes donantes para satisfacer la demanda constituyen importantes hándicaps en este sentido. El estudio ha mostrado que estas células primigenias inyectadas en un riñón enfermo mejoran la función renal después de varias semanas.
Ingeniería de tejidos
Se trata de un proceso de bioingeniería que manipula determinadas células para convertirlas en tejidos sustitutivos de otros dañados. Gracias a la ingeniería del tejido, los investigadores pueden crear válvulas, pequeñas arterias y otros órganos más complejos como vejigas e incluso tráqueas, aunque estos procedimientos son experimentales y muy costosos.
En la actualidad ya se han recreado con éxito en laboratorio órganos como un corazón con una capacidad de bombeo de sangre del 20%, un pulmón y hasta un hígado, pero todavía tienen una utilidad muy limitada y su principal objetivo se centra de momento en probar el efecto de medicamentos para contribuir al desarrollo de la medicina personalizada.
Estos ejemplos dan una idea del papel que ya ha comenzado a desempeñar la medicina regenerativa en el tratamiento de determinadas enfermedades y lesiones, y del enorme campo de acción que todavía le queda por explorar.
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