Inteligencia artificial - 4 Diciembre, 2020
Big Data, la materia prima de la medicina del S.XXI
La interpretación de los datos es clave para mejorar diagnósticos y tratamientos médicos.
Gracias a la digitalización, el Big Data aprovecha e interpreta cantidades ingentes de datos que ayudan a evitar enfermedades, personalizar tratamientos y prevenir pandemias.
Los wearables miden infinidad de parámetros que mejoran la calidad de vida del paciente.
Tags: #MedicinaPreventiva, #InteligenciaArtificial, #Weareables
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El pasado año en Estados Unidos se utilizaron en un solo minuto 4,4 millones de GB de datos, Google registró 4,5 millones de búsquedas, y 1,4 millones de personas buscaron pareja a través de Tinder en un solo minuto.
Desde la popularización de internet en los años 90 el consumo de datos ha crecido de forma exponencial, y hoy se considera este tipo de información como “la materia prima del siglo XXI”. Tal y como predijo Lord Kelvin hace más de 120 años, “lo que no se puede medir no se puede mejorar”. Y gracias a la digitalización y al Big Data podemos medir casi todo.
Muchas veces nos limitamos a vincular la llamada “ciencia de los datos” con el mundo del marketing digital pero esta herramienta ha empezado a revolucionar muchos otros sectores, entre ellos la medicina.
La biotecnología, los wearables, la genómica, la cirugía a distancia o la biónica son realidades basadas en los datos que aportan un enorme volumen de conocimientos médicos y que optimizan la orientación de determinados tratamientos para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Estas son algunos de los ámbitos en los que el Big Data está jugando un papel determinante.
Genómica
Cada persona tiene alrededor de 25.000 genes que son los que permiten identificar todos los datos que la caracterizan, entre ellos las enfermedades que ya padece o que incluso tiene mayor riesgo de sufrir.
Gracias al análisis de ingentes cantidades de datos se puede comparar infinidad de genomas de personas que tienen una misma enfermedad con los de otras que no la padecen e identificar los elementos comunes a uno y otro grupo a través de un algoritmo específicamente diseñado para ello. El contraste de estos resultados ofrece hipótesis que contribuyen a mejorar la lucha contra enfermedades como el cáncer.
La genómica es la base de la medicina preventiva porque permite anticipar el riesgo que tiene una persona de desarrollar una determinada enfermedad y diseñar el tratamiento más indicado para intentar que sus síntomas se manifiesten.
El desarrollo de la genómica ha sufrido una enorme progresión desde el desarrollo del Proyecto Genoma Humano, a principios de siglo, hasta el punto de que hoy en día es posible secuenciar el genoma de una persona por entre 1.000 y 2.000 dólares, frente a los 10 millones que costaba hace solo una década.
Uso de wearables
Los dispositivos médicos “vestibles” o wearables han supuesto una revolución para el seguimiento de determinadas enfermedades crónicas y para la optimización y personalización de los tratamientos farmacológicos.
A través de ellos se pueden recoger infinidad de datos biométricos sobre los pacientes para analizar su comportamiento en diferentes momentos del día y frente a distintos estímulos, y adecuar la medicación a las necesidades específicas de una persona.
Los wearables pueden medir parámetros como el pulso cardiaco, la saturación de oxígeno, el nivel de glucosa en la sangre, controlar el sueño y hasta detectar crisis y convulsiones epilépticas. La monitorización de un paciente con estos dispositivos permite obtener todos los datos necesarios para mejorar su tratamiento y su calidad de vida.
Medicina de precisión
El historial médico de una única persona genera un volumen de datos enorme que puede incluir grupo sanguíneo, alergias, enfermedades hereditarias o congénitas, valores de presión arterial y un largo etcétera.
La combinación de estos datos con elementos de segmentación como la situación geográfica, la edad, el género, los hábitos de vida y un número indeterminado de variables adicionales permiten diseñar protocolos de atención sanitaria y tratamientos cada vez más personalizados.
El Big Data juega un papel crucial en este tipo de medicina porque permite determinar las dosis, tratamientos, medicamentos, etc., más adecuados para una persona concreta con su dolencia específica. Todos estos datos, abordados de una forma global, permiten avanzar además en la investigación y el tratamiento de enfermedades sin violar elementos como la privacidad y la protección de datos.
Vigilancia epidemiológica
El futuro Observatorio Epidemiológico de Cataluña ha anunciado que utilizará herramientas Big Data e Inteligencia Artificial a la hora de diseñar modelos predictivos contra futuras pandemias víricas.
La recogida y el análisis de los datos desde una perspectiva científica permitirán a este organismo público-privado realizar simulaciones más certeras a la hora de establecer las medidas de protección para la población ante una hipotética situación de crisis pandémica como la provocada por el nuevo coronavirus. Entre estas medidas se encuentran, según sus promotores, el uso de mascarilla, la recomendación de hipotéticos confinamientos, la determinación de distancias de seguridad, etc.
En esta misma línea se encuentra el proyecto “Big Mosquito Bytes”, cuyo objetivo es utilizar herramientas de Big Data para predecir epidemias a tiempo real de dengue, fiebre de chikungunya o zika, enfermedades transmitidas por el mosquito tigre. Este modelo combinará los datos sobre casos detectados con estas enfermedades con información complementaria de carácter ambiental, socioeconómica y de movilidad, entre otros, para predecir las zonas con mayor posibilidad de infección y el riesgo que existe de que se desencadene una epidemia a tiempo real.
Estos proyectos muestran de una manera gráfica la forma en que la Medicina puede aprovechar el enorme volumen de datos que aporta la digitalización y su impacto sobre la salud y el modo de vida de las personas.
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