Inteligencia artificial - 16 Julio, 2020
Un diagnóstico más eficiente gracias a la Inteligencia Artificial. La inteligencia artificial pronto será capaz de facilitar el diagnóstico médico y derivar, o no, al profesional adecuado.
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Fuentes: Forbes, MIT
Un nuevo estudio del MIT facilita la labor de diagnóstico de los profesionales de medicina gracias a la Inteligencia Artificial
Matt Damon protagonizó Elysium en 2013, una película de ficción donde una cápsula médica diagnosticaba cualquier enfermedad sin la intervención de una persona. Matt Damon ya puede vivir esta sensación en la vida real, gracias al uso de la inteligencia artificial en el diagnóstico médico.
IA vs personas, ¿o IA más personas?
La industria 4.0 (o de cuarta revolución tecnológica) la forman aquellos negocios que utilizan tecnología inteligente para facilitar sus procesos, mejorar sus productos y optimizar su mano de obra. Las dos primeras características son inofensivas, pero la tercera ha generado más de un debate en torno a la eterna pregunta: ¿pueden las máquinas sustituir a los humanos?
Los robots con conciencia y capacidad de aprender han sido los villanos de muchas historias del cine y la televisión. Su principal objetivo era acabar con la supremacía humana. Un miedo que ha vuelto a surgir con la incorporación de estos sistemas al mundo profesional.
¿Y si dejamos de pensar en las máquinas como enemigas para convertirlas en aliadas? Podrían hasta salvar vidas. Y este es el uso que le han dado los investigadores del MIT a su sistema de aprendizaje automático.
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El diagnóstico a través de la Inteligencia Artificial
Un profesional de la medicina que atiende quince nuevos pacientes al día puede perderse en un mar de datos de historial clínico y de información vital para cada caso. Un médico que solo atiende a los casos imprescindibles podrá dedicar toda su experiencia a realizar un diagnóstico más certero.
El papel del sistema de aprendizaje automático del MIT es tan sencillo (aunque con un sistema complejo) como decidir si un diagnóstico requiere del ojo de un experto o se puede programar directamente un tratamiento médico. Es fácil porque facilita la labor del profesional, pero es complejo porque requiere que la máquina cuente con la información más precisa a su disposición.
Esta información no solo consiste en el histórico del paciente o en los fundamentos médicos que se requieran (por ejemplo, la máquina que se encargue de hacer una radiografía a Matt Damon deberá tener conocimientos de anatomía, traumatología, etc.). La IA también necesita conocer los tiempos de su compañero profesional: cuánto tarda en una prueba concreta, cuál es su nivel de experiencia y cuál es su disponibilidad horaria, entre otras.
CITA: ¿SABÍAS QUÉ… el primer sistema médico de IA nació en los años 70, y diagnosticaba las enfermedades más comunes como resfriado o gastroenteritis?
La fórmula del éxito se mide en esfuerzo, pero también en tiempo
El objetivo de la aplicación real de este estudio es liberar la carga de los diferentes doctores. Para ello necesita que el sistema sea lo más preciso posible. Y la precisión, en el caso de la inteligencia artificial, se gana con aprendizaje. Las investigaciones del MIT se están realizando con expertos artificiales, códigos programados con un horario, una afluencia de visitas y unas características particulares.
A la hora de pasar al mundo real, si la IA que realiza los diagnósticos ha aprendido lo suficiente, bastaría con introducir datos mínimos sobre el desempeño del profesional. O de varios, como ya propone el estudio. Así todos ganamos: imagina una especie de clasificadora que deriva pacientes a los doctores más adecuados para una dolencia particular.
El resultado de esta relación humano-máquina es menos esfuerzo para los doctores en casos que no corresponden del todo con su especialidad, pero también mejora el tiempo dedicado a aquellos casos que sí deben diagnosticar. Paciente, profesional e Inteligencia Artificial salen ganando.
Fuera miedos, dentro posibilidades
La tecnomedicina da un paso más hacia su objetivo: cuidar, prevenir y curar al mayor número de personas posibles. Hay que dejar atrás la inseguridad que nos generan los cambios, más cuando hay máquinas de por medio, y ver todas las oportunidades que nos deja. Oportunidades que podrían ser necesarias en tiempos de distancia social, donde las máquinas pueden evitar el contacto directo entre paciente y profesional.
En el pasado ya se ha comprobado como la IA es una herramienta perfecta para facilitar el trabajo humano: las búsquedas de información en Google, la gestión de residuos, el control de accidentes naturales… Es el momento de incluir la inteligencia artificial en el diagnóstico de enfermedades, porque, y como siempre ha sido, “lo primero es la salud”.
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