Investigación y Ciencia - 16 Abril, 2021
Un ‘joystick’ contra los trastornos neuronales
Los videojuegos ayudan a combatir enfermedades como la dislexia.
Diversas investigaciones avalan el uso de determinados videojuegos como herramienta terapéutica contra enfermedades como el Alzheimer, el autismo y la depresión.
El mundo del videojuego ha aportado numerosas aplicaciones que exceden el ámbito del mero entretenimiento para adentrarse en el de la investigación y la salud.
Tags: #Dislexia, #Depresión, #Autismo, #Alzheimer
🕑︎ 3:30 min.
Potencian la actividad neuronal; desarrollan la coordinación óculo-manual; mejoran la motricidad y la orientación espacial; estimulan las habilidades deductivas en la resolución de problemas; y hasta ayudan a mejorar las habilidades del lenguaje.
Hablamos de videojuegos: un entretenimiento que llegó a ser considerado una adicción no tóxica para los adolescentes pero que hoy en día forma parte de las terapias más prometedoras contra determinadas enfermedades y trastornos neuronales.
Durante los últimos años, se ha redoblado la investigación en torno a las propiedades terapéuticas de determinados videojuegos en la lucha contra trastornos como la dislexia, el Alzheimer, el autismo y la depresión, entre otros. Y los resultados han sido notables, hasta el punto de que incluso ya hay desarrolladores que trabajan en la creación de videojuegos específicos para este tipo de terapias.
Dislexia
Uno de los trastornos en los que el tratamiento con videojuegos ha obtenido mejores resultados es la dislexia, una alteración de la capacidad de leer que provoca cambios en el orden de las palabras y las sílabas, y que puede provocar severos problemas de aprendizaje. Investigadores del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de Donostia-San Sebastián y del Laboratorio de Psicología de la Universidad de Grenoble-Alps, realizaron un estudio que muestra cómo los videojuegos de acción incrementan la rapidez de reacción en los jugadores, y mejoran su capacidad de atención y de respuesta ante situaciones impredecibles. Desde un punto de vista terapéutico, estos avances pueden ayudar a combatir la dislexia.
Este estudio, cuyas conclusiones fueron publicadas por la revista Nature, ha permitido demostrar que los videojuegos de acción mejoran la atención visual y la capacidad lectora, es decir, dos de los principales déficits que tienen las personas con dislexia.
Para mejorar este tipo de trastorno no sirve cualquier videojuego: debe ser divertido, inesperado, ameno, dinámico e imprevisible. De lo contrario, se corre el riesgo de que el paciente lo asocie con una terapia meramente educativa y, por lo tanto, aburrida. Por el contrario, los videojuegos de acción obligan al jugador a mantenerse siempre atento y a reaccionar con rapidez, hecho que mejora los resultados.
Depresión
Otra de las áreas en las que se han utilizado estos pasatiempos es la depresión. La Universidad de Auckland en Nueva Zelanda llegó a desarrollar un videojuego específico llamado SPARX (por sus siglas en inglés: Smart, Positive, Active, Realistic, X-factor thoughts) concebido para el alivio de la depresión entre los jóvenes. Se trata de una aplicación en 3D que recuerda a World of Warcraft, y que está compuesto por siete módulos que se juegan semanalmente con una duración de entre 30 y 45 minutos. Esta aventura gráfica muestra en cada uno de ellos diferentes técnicas de gestión de las emociones, reconocimiento personal e incluso técnicas de terapia cognitivo-conductual que ayudan al jugador a reducir los síntomas de ansiedad y depresión.
Alzheimer
Los videojuegos también están jugando un papel destacado en el campo de la investigación contra el Alzheimer. A pesar de que se trata de una enfermedad para la que todavía no existe cura, hay estudios que han demostrado que determinados videojuegos contribuyen a estimular la actividad cerebral de los pacientes y a retrasar la aparición de síntomas. La Universidad de Montreal ha comprobado que algunos videojuegos mejoran la actividad cerebral a través de técnicas que potencian la memoria o que consisten en la realización de cálculos matemáticos. El estudio de la institución canadiense mostró a través de diversas resonancias magnéticas cómo un grupo de adultos que había trabajado con videojuegos durante un periodo determinado consiguió ampliar de manera considerable su rendimiento cognitivo, mucho más que el que no tuvo asignada ninguna actividad. Estas pruebas revelaron cambios en tres áreas: la corteza prefrontal dorsolateral (que trabaja en la toma de decisiones), el cerebelo (responsable del control y equilibrio) y el hipocampo (cuya función es la memoria espacial y episódica).
Autismo y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
El grupo de investigación Cognitive Media Technologies de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y especialistas de los hospitales Sant Joan de Déu y de Mutua Terrassa han desarrollado videojuegos de interacción de cuerpo entero que ayudan a los niños con trastornos de espectro autista a socializar y relacionarse. Su trabajo se ha centrado en el desarrollo de un videojuego llamado "Pico's Adventure" que es capaz de estimular la comunicación social a través del cuerpo entre los participantes mediante una serie de experiencias lúdicas y colaborativas.
Más recientemente, la agencia federal estadounidense FDA (Food & Drugs Administration), principal reguladora de tratamientos farmacológicos, ha aprobado el uso del videojuego EndeavorRX para determinados perfiles de TDAH después de un amplio ensayo sobre 600 niños que ha durado siete años. Se trata de un juego de scrolling/aventura desarrollado para iPhone y iPad que ha arrojado grandes resultados después de practicar durante un mes 25 minutos diarios y cinco días a la semana.
Además de estas aplicaciones, los videojuegos se han convertido en elementos funcionales en otros campos como la rehabilitación física, con la plataforma Virtualrehab, o para combatir diferentes tipos de fobias sociales. Una conocida herramienta tecnológica al servicio de la Salud y la investigación.
¿Qué te ha parecido el artículo?