Investigación y Ciencia - 10 Junio, 2020
Las tecnologías inmersivas, presente y futuro de la Medicina y la Salud. Si Google únicamente necesita un Smartphone para colocar un tigre en 3D en nuestra cocina, e Ikea una foto de nuestro salón para ver cómo queda uno de sus chaise-longue, ¿alguien es capaz de imaginar lo que pueden llegar a hacer las tecnologías inmersivas en sectores como la Salud y la Medicina?.
Tags: #RealidadVirtual, #FuturoMedicina, #FuturoSalud
🕑︎ 2:40 min.
Este tipo de herramientas nos permiten sumergirnos en una realidad diferente, bien introduciéndonos en un mundo virtual a través de gafas VR, o bien incorporando objetos virtuales a nuestro mundo físico, la llamada Realidad Aumentada. Las tecnologías inmersivas llevan ya tiempo en el retail, el marketing y el entretenimiento, y se han convertido en una opción muy útil para poder vivir experiencias únicas durante el confinamiento impuesto por el avance del COVID-19. Sin embargo, todavía están dando sus primeros pasos en el mundo de la Salud y la Medicina, sectores en los que los expertos les auguran un largo recorrido y un futuro prometedor.
La Cirugía es una de las ramas médicas que más beneficios potenciales puede obtener de esta técnica por la precisión que ofrece: gracias a la realidad aumentada, los cirujanos pueden recibir una visión mejorada y en profundidad de la zona que van a operar, y complementar otras técnicas como los rayos X, las tomografías computarizadas (TC), las resonancias magnéticas (IRM) y los ultrasonidos, entre otras. En la actualidad hay empresas que trabajan en el desarrollo de reconstrucciones tridimensionales precisas de tumores para ayudar a los cirujanos a extirparlos sin exponerse a la radiación. Y gracias a la Realidad Virtual los investigadores han podido avanzar en el desarrollo de otros modelos anatómicos basados en datos reales de pacientes para llevar a cabo operaciones que pueden aportar numerosas ventajas con respecto a los métodos tradicionales.
Donde las tecnologías inmersivas ya han empezado a jugar un papel destacado es en el ámbito de la Psicología, cuyos profesionales las están incorporando de forma progresiva para el tratamiento de pacientes con determinados trastornos. Es el caso de personas que sufren acrofobia (miedo a las alturas), a quienes la Realidad Virtual les ha ayudado a superar la ansiedad, la angustia y otros síntomas relacionados con la enfermedad, gracias a la capacidad que tienen estas herramientas para introducir a los pacientes de forma gradual en las realidades que temen y así atenuar el impacto de esta exposición. En otros casos, como el Proyecto Lancelot, desarrollado por el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital con apoyo de la Fundación Orange, se han realizado pruebas para ayudar a los niños con autismo a superar su fobia a los perros. Según los investigadores, esta tecnología ayuda a que una persona se exponga de una forma gradual y controlada a la situación que teme y le ayuda a regular la ansiedad y a comprobar que las terribles consecuencias que imaginaba en realidad no se producen.
La Psiquiatría es otra rama de la Medicina en la que se está experimentando con estas herramientas. Existen ensayos clínicos que buscan determinar si la realidad virtual permite obtener mejores resultados que los convencionales para el tratamiento de la anorexia nerviosa. Se trata de un trastorno de la salud mental muy complejo que se caracteriza por el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso. En este caso, los profesionales médicos tienen muy difícil confrontar el temor de sus pacientes mediante los procedimientos convencionales de exposición en vivo o incluso la imaginación porque no pueden controlar lo que esa persona está imaginando. Por el contrario, la realidad virtual facilita la práctica clínica para recrear situaciones que son difíciles o imposibles de reproducir en la vida real por parte del facultativo.
En el campo de la Neurología, hay diferentes organismos que trabajan con proyectos de Realidad Virtual para para la recuperación motriz y cognitiva de los pacientes que han sufrido ictus, una dolencia que afecta a una de cada seis personas y que consiste en la interrupción repentina del flujo sanguíneo en una parte del cerebro o la ruptura de una arteria o vena cerebral.
Finalmente, las tecnologías inmersivas ya han comenzado a explorar el mundo del deporte de alto rendimiento: a través de la utilización de gafas VR el deportista entra en un mundo virtual que recrea un partido o una competición y debe interactuar con las situaciones que se le presentan para mejorar sus habilidades cognitivas y la toma de decisiones.
Todas estas aplicaciones son solo ejemplos que dan una muestra de las potencialidades que ofrecen estas tecnologías en el campo de la Medicina y la Salud, cuyo futuro está todavía por explorar.
¿Qué te ha parecido el artículo?