Investigación y Ciencia - 27 Agosto, 2020
Aprendizaje de máquinas para detectar medicamentos falsificados. Los avances tecnológicos también luchan en contra del fraude. PAD y su app acaban con los medicamentos falsificados.
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Fuentes: Slalom, Reuters
En conjunción con una tarjeta con códigos de colores que reacciona a los principios activos, la tecnología busca garantizar la seguridad de los tratamientos.
A simple vista el PAD (Paper Analytical Device o dispositivo analítico de papel) parece poco más que un rudimentario cartón de bingo. Sin embargo, detrás hay una sofisticada tecnología que podría proteger a millones de personas. La OMS calcula que un 10 % de los fármacos de los países pobres o en desarrollo son falsificaciones o no cumplen los estándares de calidad. Así que contar con un sistema barato y accesible para detectar esos medicamentos falsificados sería una excelente noticia. Y, si hemos de creer a los desarrolladores del PAD, esa cartulina que han desarrollado será una de las vías para lograrlo. ¿Pero dónde entra aquí el aprendizaje de máquinas que se mencionaba en el título? ¿Será este otro artículo de click-bait? Calma, vayamos por partes.
Del papel al digital, adiós a las falsificaciones
El desarrollo original de Veripad, así se llama la compañía detrás del invento, consistía en una tarjeta de cartón con varias bandas que, gracias a la utilización de reactivos químicos, podía identificar medicamentos en cuestión de minutos. Bastaba con machacar una pastilla o extraer el contenido de una cápsula, impregnar el papel y empaparlo con agua. El sistema era capaz de detectar hasta sesenta tipos de fármaco. El problema era que, con sus doce bandas y diversos colores, un usuario podía reconocer el resultado con una precisión en torno al 80-85 %. Y así, aquí es donde por fin entra el cacareado aprendizaje de máquinas.
Los desarrolladores del PAD pensaron que, como complemento a la tarjeta, quizá podrían utilizar una app para móvil que, tras fotografiarla, ofreciese resultados más fiables. Para ello decidieron recurrir a la tecnología del aprendizaje de máquinas de tal forma que contaran con una base de datos de diversas imágenes del papel y sus reacciones en distintos casos. La primera versión logró alcanzar un 80 % de precisión. No estaba mal, pero para eso ya estaba el ojo humano. Había que afinar más el tiro.
El siguiente paso fue aliarse con una empresa dedicada al aprendizaje de máquinas que les ayudó a analizar cada una de las bandas por separado con soluciones de procesamiento en la nube. Pocas semanas después, la fiabilidad del sistema había alcanzado ya el 90 %. Los emprendedores detrás de Veripad confían en que la tecnología se vaya acercando al 100 % de precisión a medida que procese más imágenes.
Kenia, uno de los países más afectados por la presencia de medicamentos falsificados, será también uno de los principales focos de trabajo para la implementación del PAD. Contarán con el apoyo del Ministerio de Sanidad keniata, así como con la colaboración de varias oenegés. La idea es que no solo se pueda detectar los fármacos fraudulentos, sino también identificar los patrones de distribución y las zonas más afectadas.
Medicamentos falsificados: un mercado trágicamente boyante
A juzgar por las estadísticas de la OMS, el mercado de los medicamentos falsificados podría mover unos treinta mil millones de euros al año solo en los países en desarrollo. El estudio de la OMS, del que se encargó la Universidad de Edimburgo, estima que unas 72 000 muertes por neumonía infantil serían atribuibles al uso de antibióticos de eficacia reducida. El problema de estos antibióticos empobrecidos, además, es que contribuyen a generar resistencia a tratamientos futuros.
Aparte del caso de los antibióticos falsificados, la London School of Hygiene and Tropical Medicine (Facultad de higiene y medicina tropical de Londres) estima que cada año podrían morir 116 000 personas por causa de medicamentos contra la malaria en mal estado o directamente ineficaces. Junto con los antibióticos y los tratamientos contra la malaria, las píldoras anticonceptivas y hasta los medicamentos anticancerosos son algunos de los productos donde las falsificaciones causan mayores estragos. En algunos casos, en lugar del principio activo se ha llegado a detectar hasta arsénico o pintura.
En la actualidad, la mayoría de las denuncias de medicamentos falsos o en mal estado cursadas ante la OMS proceden del África subsahariana. Solo cabe esperar que nuevas tecnologías como el PAD contribuyan a mitigar el problema.
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